Por Elton Borgonovo, Vicepresidente Motorola Solutions América Latina y el Caribe
Nos encontramos inmersos en una era de profundos cambios, siendo testigos del impacto de la digitalización en todos los aspectos de nuestra vida. En este proceso de transformación, que une culturas y conecta comunidades, emerge la confianza en la tecnología como un aliado esencial para abordar diversas problemáticas en las ciudades de América Latina.
En este escenario, se proyecta que para 2050 la población mundial alcanzará los 9.000 millones de personas, con un estimado de un 70% viviendo en zonas urbanas, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Particularmente Latinoamérica es la región en desarrollo más urbanizada del planeta, con 8 de cada 10 personas viviendo en ciudades.
Entre 1950-2014, la región se urbanizó a una tasa sin precedentes, aumentando su población urbana del 50% al 80%; una cifra que se espera que alcance el 86% en 2050 conforme al Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este crecimiento exponencial demográfico en las ciudades de América Latina trae consigo también un crecimiento exponencial de retos en materia de seguridad y en el marco del día mundial de las ciudades, a conmemorarse el 31 de octubre, vale la pena reflexionar de cómo la tecnología nos puede ayudar a sortear los retos que tienen nuestras ciudades.
En México, se han identificado cuatro ciudades con potencial para convertirse en ejemplos de ciudades inteligentes, según el BID: Querétaro, con su proyecto en Maderas; la Ciudad Creativa Digital y Tequila Inteligente, en Jalisco; y Smart City, en Puebla. El estudio «Ciudades Inteligentes 2021,» realizado por el Instituto para el Desarrollo de la Gestión (IMD) en colaboración con otras organizaciones, señala que en la región se destacan como ciudades inteligentes Buenos Aires (Argentina) y Medellín (Colombia). Los criterios de evaluación comprenden aspectos como la calidad del aire, el acceso a servicios de salud y vivienda asequible, la conectividad a internet y la disponibilidad de puntos de acceso WiFi públicos, además de la seguridad ciudadana a través de sistemas de circuito cerrado de televisión o video.
Aunque el concepto de ciudades inteligentes puede tener diferentes interpretaciones, su esencia se centra en el uso de la innovación y las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) para mejorar la administración y la provisión de diversos servicios. En este contexto, estamos convencidos de que una ciudad inteligente debe priorizar la inteligencia en pro de la seguridad de sus ciudadanos.
La tecnología brinda inteligencia y ésta trae gestión policial y de emergencias más efectiva y rápida, lo que se traduce en salvar vidas. Hoy ya es posible tener en una ciudad un ecosistema de tecnología vanguardista compuesto por soluciones de voz y video, dispositivos, software y servicios, que recopilan datos de múltiples fuentes y los unifican para avanzar hacia una seguridad pública basada en inteligencia. El uso de cámaras de videoseguridad con Inteligencia Artificial (IA) se destaca de manera creciente como la elección, al proporcionar una visión en tiempo real de 360° y permitiendo la transmisión instantánea de información desde diversas fuentes.
La IA tiene un potencial en constante crecimiento y ha transformado la forma en que percibimos la tecnología. Su aplicación en sistemas de videoseguridad, tanto fija como móvil, ha mejorado significativamente la precisión y la potencia operativa, permitiendo análisis avanzados, seguimiento de pistas y respuestas rápidas. Esta tecnología también se puede implementar en la nube y se integra con una variedad de soluciones punto a punto, como búsquedas por apariencia o vehículo de interés, foco de atención para una búsqueda más rápida y análisis de reconocimiento de placas o matrículas, lo que proporciona una capacidad excepcional para identificar vehículos y pistas en tiempo real.
A pesar de los notables avances, la integración de esta tecnología aún tiene un amplio alcance en la región de América Latina. Se hace fundamental un liderazgo que oriente recursos hacia iniciativas a largo plazo, fomentando la colaboración para establecer bases sólidas de infraestructura tecnológica en nuestras naciones. Afortunadamente, no escasean soluciones innovadoras y altamente eficaces.
Las cámaras corporales capturan evidencia imparcial y objetiva en tiempo real, optimizando la eficiencia operativa y facilitando investigaciones. Además, estas herramientas son esenciales para el análisis conductual, la supervisión de eventos y la prestación de servicios, lo que mejora la transparencia y el rendimiento en el terreno y, por ende, fomenta la confianza ciudadana. La información recopilada se mantiene altamente segura y controlada.
La implementación de agentes virtuales mediante cámaras fijas en lugares estratégicos amplía la capacidad de monitoreo, reduciendo significativamente el tiempo de respuesta y mejorando la eficacia en la prevención de incidentes. Las cámaras de video desarrolladas por Motorola Solutions cumplen con el Artículo 889 de la Ley de Autorización de Defensa Nacional (NDAA, por sus siglas en inglés), lo que resalta el compromiso continuo de la compañía con el avance de tecnologías que protejan las cadenas de suministro y redes nacionales de equipos que amenacen la seguridad.
En este contexto, Motorola Solutions ha invertido USD$6 mil millones desde 2015 en adquisiciones de video, software, análisis de datos, inteligencia artificial, Internet de las Cosas (IoT) y automatización para mejorar el reconocimiento de situaciones y la toma de decisiones por parte de agencias de seguridad pública, emergencias y empresas críticas.
En definitiva, la videoseguridad emerge como una herramienta poderosa en el proceso de transformación digital y en la construcción de ciudades inteligentes. Su capacidad para prevenir y disuadir el crimen, mejorar la gestión y respuesta ante incidentes, y fomentar un entorno seguro y sostenible es innegable. Sin embargo, su implementación debe llevarse a cabo de manera ética y responsable, garantizando un equilibrio entre seguridad y privacidad. Como sociedad, es fundamental adoptar estas innovaciones y colaborar en la construcción de un futuro más seguro y conectado.