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El sector financiero ha experimentado una gran digitalización en los últimos años, pero se ha enfrentado a la amenaza del fraude financiero. Las fintech han surgido como una solución para desarrollar tecnología compleja que permita gestionar el fraude.

Las fintech son empresas que emplean la tecnología para facilitar el acceso a servicios financieros y se caracterizan por su rapidez, optimización de recursos y variedad de servicios. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no cuentan con sucursales físicas y que la seguridad es un aspecto decisivo a tener en cuenta antes de trabajar con ellas.

Los fraudes financieros digitales han aumentado en los últimos años, y las fintech han reforzado la seguridad de sus plataformas con sistemas automatizados que utilizan la encriptación, la conectividad y la tecnología machine learning para detectar ataques. Las herramientas utilizadas incluyen sistemas de validación de identidad biométrica y procesos de reconocimiento del cliente.

Se trata de un sector dentro de la industria financiera que emplea la tecnología para facilitar el acceso a ciertos servicios financieros. Como ejemplos se puede decir que desarrollos tan accesibles y cómodos hoy en día como las carteras digitales, las aplicaciones de inversión o la banca online forman parte de este mercado.  

Otro rasgo destacado de esta industria es su independencia de las grandes compañías tradicionales. Este hecho pretende diferenciar las startups que buscan dinamizar la industria financiera de las empresas masivas que pasan a ofrecer servicios digitales.  

La idea principal de las fintech no es solo usar la tecnología, sino utilizarla con un objetivo específico: democratizar los procesos que las empresas tradicionales ejecutan de forma menos ágil. El problema es que este dinamismo las vuelve vulnerables a los fraudes financieros.  

Ventajas de las fintech 

Entre las principales ventajas que tienen este tipo de empresas que ofrecen este tipo de servicios destaca la rapidez, la optimización de los recursos y la variedad de servicios. El tiempo de respuesta en los procesos de solicitud en una fintech varía desde los 10 minutos hasta las 48 horas. Además, los procesos se llevan a cabo a través de Internet, por tanto, no es necesario el traslado o tramitación alguna en una sucursal física. En este sentido se optimiza el tiempo y los recursos invertidos.  

Por último, es importante destacar que este sector financiero ha logrado segmentar los servicios, de tal forma que ofrece una amplia gama conforme a las necesidades de los usuarios.  

Sin embargo, también existen algunos aspectos a tener en cuenta antes de empezar a trabajar con una de estas empresas. Hay que tener en cuenta que no cuentan consucursales físicas. Este hecho puede ser un inconveniente para aquellos usuarios que presenten problemas con el manejo de Internet, ya que todo se deriva al correo electrónico y aplicaciones.  

La seguridad debe ser un aspecto a decisivo, porque, aunque algunas de estas empresas trabajan con tecnología blockchain para mejorar la seguridad, no todas lo hacen. Además, los canales financieros 100% digitales tienen una regulación más laxa en comparación con el sector bancario tradicional, debido a que se trata de un fenómeno que se ha extendido con rapidez, y los entornos fintech resultan bastante novedosos.  

Prevención del fraude financiero digital  

La otra cara de la digitalización de la economía ha dado como resultado que en los últimos años, el fraude financiero digital no ha parado de crecer. Calcular su escala no es una tarea sencilla, pero, por ejemplo, se estima que el fraude en e-commerce aumentó cerca de un 15% entre 2020 y 2021. Y el contexto del sector financiero no es muy diferente.  

En la mayoría de los casos, el fraude afecta al usuario. Estos ataques se basan en ingeniería social, es decir, en la manipulación de las personas para apoderarse de datos sensibles con los que llevar a cabo otros fines delictivos. Para ello, los ciberdelincuentes suelen emplear sitios webs falsos que imitan a los oficiales, con el fin de que el usuario introduzca sus datos financieros. También llaman la atención con ofertas que llevan al usuario a instalarse malware sin saberlo, o imitan algún servicio de atención al cliente a través de e-mails, SMS o llamadas telefónicas.  

Por su parte, las fintech han reforzado la seguridad de sus plataformas internas con sistemas automatizados capaces de proteger la identidad y los datos de los usuarios. Generalmente, estos sistemas de gestión combinan la encriptación, la conectividad y utilizan tecnología machine learning, con la intención de facilitar la detección de ataques. Para ello utilizan herramientas como estas: 

  • Sistemas de validación de identidad biométrica. Estos sistemas comprueban si los documentos registrados por el cliente coinciden con su biometría fácil o táctil. De este modo, se reducen las filtraciones de ciberestafadores y mejoran los estándares de conocimiento de clientes.  
  • Proceso de reconocimiento del cliente 100% digital. Además de confirmar la identidad del cliente, es importante comprobar si su actividad económica y el origen de la misma son reales. Este hecho permite tener un conocimiento del usuario de forma objetiva, concisa.  
  • Restricción de transferencias a cuentas de terceros. Todas las operaciones deben realizarlas el cliente, cuya cuenta pertenece a su propiedad. Esto reduce el riesgo por ocultamiento de fondos o de dudosa procedencia, vía múltiples operaciones de cambios de divisas.  
  • Enriquecimiento de datos. Las fintech usan el enriquecimiento de datos para evitar los procesos de verificación tediosos. De esta manera, encadenan la información dada por el usuario con bases de datos externas, que detectan, por ejemplo, si se encuentra dentro de listas negras o si hay discrepancias sospechosas.   

Fuente: https://www.telefonica.com/