Si bien la Cat 6A apareció por primera vez en 2004 en forma de SYSTIMAX® GigaSPEED® X10D de CommScope, no se publicaría como norma, de forma oficial, hasta el 2009. Sin embargo, para entonces, era conocida en todo el sector como la categoría de cableado del futuro que permitiría la siguiente oleada de conectividad con cobre de gran ancho de banda. Por este motivo, los fabricantes de cableado intentaron replicarla y los organismos de normalización se vieron obligados a establecer un estándar.
Cuando salió la primera oleada de cables de categoría 6A, algunos comentaron que eran mucho más grandes y pesados que el cable medio de categoría 6. Sin embargo, a lo largo de la última década, se han introducido mejoras para solucionar estos problemas, haciéndolo más delgado y ligero.
Aunque la Cat. 6A sigue siendo un cable más voluminoso que su predecesor, su capacidad para transportar 10Gbps a mayores distancias y reducir la interferencia compensa estas consideraciones. Se necesitarían 10 cables Cat. 6 para igualar el rendimiento de la Cat. 6A.
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Si observamos el pasado, vemos que esta categoría de cableado ha permitido el desarrollo y la implementación de muchas aplicaciones que consumen mucho ancho de banda y de las que, en la actualidad, las empresas no pueden prescindir. Y aún no ha terminado: continúa siendo la infraestructura recomendada para las construcciones nuevas y modernas, y promete seguir siendo relevante durante muchos años más. La prueba de su éxito se puede observar en el volumen de ventas que continúa aumentando, casi dos décadas después del estándar inicial.
En este artículo exploraremos las razones del por qué la Cat. 6A ha superado a las categorías anteriores (Cat. 5, Cat. 5e, Cat. 6) y por qué se ha convertido en una mejor opción en comparación con otras categorías de cableado como la Cat. 7, Cat. 7A y hasta la Cat. 8.
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