Cuando escuchamos la palabra biónico o biónica, es inevitable la asociación a la ciencia ficción o alguna película venida desde Hollywood. Pero hoy el caso es diferente. Lo que creíamos muy lejano, ahora gracias a la fusión de tecnologías ya es una realidad.
Es un hecho que la pandemia del coronavirus nos está llevando a pensar de forma diferente; nos desafía a ir más lejos todavía donde la relación entre personas, datos y máquinas están y trabajan cada vez más juntos: y junto con ello, empiezan a surgir empresas biónicas, Gobiernos y agencias biónicas y hasta lo que podríamos calificar como una “sociedad biónica”.
Es indudable que el Covid-19 está acelerando esta metamorfosis y llevándola más lejos, donde los líderes empresariales, funcionarios públicos y dirigentes de la salud pública están tratando de administrar estos cambios inevitablemente obligatorios.
Hoy en día, la aceleración del cambio tecnológico o transformación tecnológica en las empresas, ha dado lugar a tres activos adicionales, que se han vuelto críticos en la creación de valor en las corporaciones. Los comportamientos, el capital cognitivo -el valor inherente de los algoritmos- y la red –entendida como la conexión entre las personas y las máquinas-. Estos activos –conocidos como BeCoN, por las iniciales en inglés de Behavior, Cognitive y Network-, son mucho más efectivos cuando se gestionan de forma conjunta y nos proyectan a las denominadas empresas biónicas.
Hoy existe un grupo de empresas que están consiguiendo gestionar toda la gama de activos. Estas son las llamadas empresas biónicas. Siendo algunas de ellas capaces de generar un gran valor en muy poco tiempo.
Las compañías o empresas biónicas no dependen, en su funcionamiento, exclusivamente de sus activos físicos, como las personas o los recursos naturales, ni siquiera de la buena gestión de sus inversiones. Han crecido construyendo y creando grandes plataformas digitales con las que aprovechan al máximo los BeCoN y con ello han mostrado hacia donde se encamina el futuro.
Un reporte de Strategy + business estima que hay alrededor de 100 empresas en el mundo, incluidos al menos 40 unicornios, que pueden reclamar el estado status biónico. Su rendimiento y crecimiento excepcionales les permite competir de «formas sin precedentes al combinar destreza digital, ingenio humano y propósito estratégico, como si fueran el equivalente corporativo de cyborgs sobrehumanos como Iron Man de Marvel Comics» afirma el ejecutivo de Lumen.
Las empresas biónicas se caracterizan por poseer tres áreas de mucha fortaleza: inversión en tecnología moderna –operan proyectos de entrega ágil–, el tener una buena cuota de talento digital y programas continuos de capacitación.
Entonces ¿Cómo empezar a ser una empresa de este tipo? En ese sentido, desde Lumen, la recomendación es que se enfoquen en una o dos partes del negocio que desean transformar digitalmente, es decir, generar un proceso por etapas de conversión. Las compañías buscan abarcar todo de una vez, y la mayoría de los casos no obtienen los resultados que esperan.
Iacobucci comenta que la transformación digital y tecnológica de una empresa puede ser un proceso complejo si se aborda al azar o es apresurado. Sumado a eso, la complejidad de encajar en el panorama digital que habitamos actualmente puede hacer que parezca aún más abrumador, es por ello que planificar las etapas de dicha transformación es clave.
Si las empresas hacen uso de las nuevas formas de tecnología disponibles en la actualidad, así como de las nuevas formas en que pueden implementarla y hacerla crecer, existe una gran oportunidad para América Latina y sus empresas para una rápida adopción de la capacidad “biónica”.
David Iacobucci, director comercial de Lumen en LATAM, comenta que las empresas biónicas a menudo crecen rápidamente, capitalizando una combinación de sus activos. Estas formas de capital pueden crecer exponencialmente, de manera no lineal, y cuando se usan en conjunto, se refuerzan mutuamente. Por lo tanto, utilizar más de uno ayuda a que el valor crezca más rápidamente.