Un proyecto monumental con impacto regional
Con una inversión de $3,400 millones liderada por Cosco Shipping Company, el puerto se ubica a 70 kilómetros de Lima y forma parte de la “Nueva Ruta de la Seda” de China. La infraestructura incluye 15 muelles, un túnel de 2 kilómetros para carga y tecnología avanzada que reduce costos y tiempos operativos. Según el Ministerio de Producción de Perú, se estima que aportará $4,500 millones a la economía nacional, equivalente al 1.8% del PIB.
El impacto no solo será local. Analistas prevén que Chancay captará hasta el 50% del comercio entre China y América del Sur, lo que representa $580,000 millones anuales. Además, reducirá el tiempo de transporte marítimo entre Perú y Asia de 40 a 28 días. “Chancay tendrá ventajas operacionales sobre otros puertos del Pacífico en Sudamérica”, afirmó Juan Ortiz, experto del Observatorio de Contexto Económico de la Universidad Diego Portales.
Beneficios económicos y críticas al proyecto
El puerto generará 7,500 empleos directos e indirectos y aumentará la competitividad de Perú frente a puertos como Manzanillo en México o Long Beach en California. Sin embargo, las críticas no se han hecho esperar. Algunos expertos advierten que “Perú se está volviendo más dependiente de China” y cuestionan el impacto real en el empleo local, dado que en otros proyectos chinos en la región se ha priorizado la mano de obra extranjera.
Por otro lado, las comunidades locales en Chancay denuncian problemas medioambientales, como la destrucción de ecosistemas marinos y humedales, y el desplazamiento de actividades pesqueras tradicionales. “Los puntos pesqueros ya no existen; los han encerrado”, expresan los afectados, quienes temen un aumento del tráfico ilícito en la zona.
Efectos en América Latina: ¿oportunidad o competencia?
El impacto de Chancay se extenderá más allá de Perú. En Chile, se teme una pérdida de competitividad en puertos como San Antonio y Valparaíso, que procesan el 70% de la carga del país. Sin embargo, los agricultores chilenos podrían beneficiarse de rutas más rápidas y económicas hacia Asia. Por su parte, Brasil, principal socio comercial de China en la región, espera reducir costos logísticos al usar Chancay como alternativa al Canal de Panamá.
En definitiva, este megapuerto representa una oportunidad estratégica para América Latina, aunque sus efectos definitivos, tanto positivos como negativos, se verán a largo plazo. Mientras tanto, las miradas están puestas en cómo Chancay transformará el panorama comercial del continente.
Un motor para el comercio electrónico
El puerto de Chancay también promete convertirse en un impulsor clave del comercio electrónico en América Latina. Su conexión directa con las rutas asiáticas permitirá una reducción significativa en los tiempos de entrega de productos, lo que potenciará a empresas de e-commerce que dependen de una logística rápida y eficiente. Esto podría facilitar la llegada de dispositivos tecnológicos, ropa y otros bienes de consumo desde Asia, mejorando la competitividad del sector y beneficiando a millones de consumidores en la región.
El puerto de Chancay se perfila como una de las infraestructuras más relevantes para el comercio global en los próximos años. Representa una oportunidad única para fortalecer la posición de América Latina en las cadenas de suministro internacionales, pero también un desafío en términos de sostenibilidad, equidad social y gobernanza.
Con el inicio de operaciones, el éxito del proyecto dependerá de cómo Perú y China gestionen estas complejas dinámicas locales e internacionales. Chancay no solo es un puerto, es un símbolo del cambio económico y geopolítico que está redefiniendo el papel de América Latina en el mundo.