Gracias a los avances tecnológicos la industria financiera está experimentando cambios radicales, abriendo nuevos mercados y modelos de negocios orientados en satisfacer las crecientes demandas de los usuarios digitales
En este contexto, el concepto de Open Banking viene a revolucionar los sistemas tradicionales, planteando modelos colaborativos y la integración de medios de pagos para ofrecer una variedad de servicios y nuevas capacidades en el mercado financiero.
Sin embargo, este modelo de negocios recién emerge en América Latina, y aún no están del todo claras las directrices que permitirán el avance y la integración de los diferentes actores para mejorar la experiencia de los clientes, por lo que surgen dudas sobre: ¿cómo viene prosperando y cuáles serán los beneficios para la región?.
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El nuevo negocio del Open Banking
La banca tradicional debe afrontar los nuevos retos o sucumbirá ante los neobank y las fintech que irrumpen en el panorama actual. El concepto de banca abierta propone una verdadera democratización de los servicios financieros, al inferir que los datos son de los clientes y ellos son los que tienen la potestad de compartirlos o no con terceros.
Este nuevo modelo permite que las entidades financieras abran sus plataformas y puedan compartir su información financiera por medios digitales en condiciones seguras y con previa autorización del cliente, permitiendo que otras instituciones bancarias, fintech o empresas accedan al historial bancario para realizar pagos y ofrecer servicios personalizados, experiencias omnicanales, oportunidades de inversión, facilidades financieras, entre otros.
Los sistemas de Open Banking emplean interfaces de programación de aplicaciones en abierto (APIs) como tecnología habilitadora entre softwares, para permitir el acceso entre los canales propios y de terceros, lo que implica la integración de ecosistemas colaborativos que plantean un sinfín de oportunidades en manos de los usuarios.
En Europa existe un marco regulatorio para los servicios de pagos digitales PSD2 desde el 2018-2019, con el objetivo de promover el desarrollo de un mercado único de pagos en la Unión Europea, mejorar la protección del consumidor, fomentar la innovación, la competencia y la eficiencia en territorio comunitario.
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A partir de allí comienza a cambiar la dinámica de la industria financiera en el mundo, dándole un vuelco a los procedimientos tradicionales para modernizar los canales y adaptarlos a los nuevos enfoques accesibles a las plataformas en línea.
Avances en América Latina
Aunque la banca abierta ya lleva cierto tiempo en el mundo, su implementación en Latinoaméricana es reciente y no se ha dado a la velocidad que se amerita.
A la fecha no todos los países cuentan con políticas claras y un marco regulatorio establecido, pero se prospera en acciones de inclusión financiera de la mano del creciente acceso a los recursos tecnológicos.
México destaca por ser el primer país con avances significativos en la región, en el 2018 se sentaron las bases para las Fintechs, y más adelante, se define un marco general para su implementación con la inclusión de una regulación de “open banking” en la “Ley Fintech” de marzo de 2020.
La misma establece en su artículo 76 que todas las entidades financieras como Fintechs y bancos tienen la obligación de intercambiar datos abiertos, agregados o transaccionados en beneficio de los usuarios.
Por su parte, la Federación Brasileña de Bancos (Febraban) de Brasil comenzaron a trabajar el tema desde el 2018, y a través del comunicado 33455 se dieron los primeros pasos para promover la implementación del sistema financiero de banca abierta.
La primera fase del plan inició concretamente en febrero de este año y ya se procesan el 98% de operaciones indirectas desde herramientas en línea.
En Colombia se han venido modificando ciertas normas y la Superintendencia Financiera ha promovido diversos espacios de discusión. Este país cuenta con más de 200 startups Fintech y se espera que pronto consolide sus leyes en esta materia.
Por otra parte, las empresas de la región también han podido fortalecer y crear nuevas estrategias de negocios gracias a las implicaciones de la banca abierta, beneficiándose con el uso de APIs para sus gestiones operativas y creando estrategias de valor conectando ecosistemas de negocio.
Por ejemplo, las tecnológicas como Google, Apple, Facebook, Amazon Web Services, ahora ofrecen servicios financieros, pero también representa una gran oportunidad para las PyMes por las posibilidades de enlaces con servicios financieros como Visa, MasterCard, entre otros. La articulación de los diferentes actores digitales se hace cada vez más indispensable por lo que se deduce que el futuro del sistema bancario será abierto.